En España, la Industria Agroalimentaria es uno de los principales motores de crecimiento económico, siendo la primera rama del sector industrial, con más de 29.000 empresas, de las cuales el 96,3% cuentan con una media de 50 empleados; así, esta industria es en total la que más recursos humanos emplea, un 18%, empleando la cadena alimentaria a más de 44 millones de personas en la Unión Europea.
Y es que la industria alimentaria se reinventa continuamente para adaptarse a las nuevas tecnologías, las tendencias de un mercado y unos consumidores que cada vez son más exigentes. Por ello, la innovación es un pilar fundamental para construir una industria moderna, competitiva y eficiente, que debe adelantarse a las demandas futuras. Sin embargo, no es algo sencillo de estructurar, ya que la realidad es que históricamente España innova menos que sus vecinos europeos, en gran medida por la falta de inversiones públicas y privadas, motivo por el cual casi el 80% de los proyectos de innovación fracasan o se quedan por el camino. En cambio, las PYMES son las que más invierten en I+D, asumiendo casi la mitad del gasto empresarial total en investigación.
Pero ¿qué es innovar? Podemos definirlo como ese elemento casi abstracto ligado de manera indisoluble a cualquier empresa para alcanzar el éxito.
Dentro de las muchas definiciones de innovación, encontramos también la de ‘una de las vías que nos acercan a lograr las metas y objetivos planteados por la Agenda 2030 con los Objetivos de Desarrollo Sostenible’, entre los cuales encontramos, el Fin del Hambre en el Mundo y la promoción de la Seguridad Alimentaria (ODS 2), Garantizar la disponibilidad de agua (ODS 6) o la Producción y el Consumo sostenible (ODS 12), objetivos todos ellos vitales para la sostenibilidad de nuestro planeta y de la propia especia humana. La realidad es que en el mundo hay más de 815 millones de personas subalimentadas, a lo que, si le sumamos que en 2050 seremos más de 9.000 millones de personas en la Tierra, nos da como resultado un gran desafío futuro: el incremento exponencial de la demanda de productos alimenticios.
Fuente: Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
Por ello, el único medio de paliar o enderezar el rumbo en cuanto a la alimentación humana, es irremediablemente la innovación, a través de un ajuste sostenible en los niveles de producción, mejora de la calidad y de seguridad alimentaria, todo ello a través de la agregación de un valor añadido al consumidor.
En definitiva, las empresas alimentarias que sean capaces de combinar las actividades del día a día con los proyectos de investigación, desarrollo e innovación, todo ello trazando sinergias entre distintos sectores, y acorde con las tendencias actuales de mercado, tendrán las claves para alcanzar el éxito futuro en la industria.