El sector de la cerveza, en general, pretende superar su producción, posicionándose como cuarto productor europeo y décimo mundial. Tras cinco años de aumento de ventas, la cerveza artesana se mantiene ajena a la crisis, esperando un aumento generalizado de su consumo.
El boom de las cervezas artesanales o también conocidas como craft beers ha llegado para quedarse. A pesar de que en un principio se pensaba que el producto no iba a tener el mismo éxito que tuvo en su momento y tiene hoy día la cerveza industrial, la realidad es que distintas cerveceras de reconocido prestigio han comenzado con la producción de este tipo de bebida alternativa a la tradicional puesto que, sin duda, se ha convertido en un nicho de mercado muy potente.
No hay que olvidar que los pequeños productores con marcas específicas fueron los primeros en probar suerte en un sector desconocido en nuestro país y en donde las posibilidades no eran muy optimistas; más aún si tenemos en cuenta que España no es un país tradicionalmente cervecero. Y es que los españoles consumimos algo menos de 70 litros de cerveza por persona y año, muy lejos de los casi 110 de Alemania o de los casi 150 litros que se consumen en República Checa, país en donde más cerveza se bebe del mundo, claro indicativo de que aún hay margen de crecimiento en este mercado en nuestro país.
A pesar de que todas las cervezas se elaboran con los mismos cuatro ingredientes (lúpulo, malta, agua y levadura), la diferencia principal reside en los procesos de elaboración, la calidad de los ingredientes y, sobretodo, la fórmula que el maestro cervecero haya creado. A partir de aquí empiezan las variantes y las posibilidades que son infinitas.
Por lo general, las cervezas industriales se producen en base a una receta básica que busca ingredientes y procesos económicamente viables, mientras que la cerveza artesana es probada y modificada por el maestro cervecero para dar con la mezcla adecuada que tenga el sabor y olor diferenciador.
El proceso de elaboración también es diferente. Las cervezas industriales se elaboran generalmente con levadura de fermentación baja porque es mucho más rápida y barata, obteniendo una cerveza con olor y sabor suaves. Por el contrario, las artesanales suelen utilizar levaduras de alta fermentación, tipo Ale, siendo un proceso mucho más delicado y lento pero que permite obtener un resultado bastante superior con sabores más estructurados y aromas robustos.
La otra diferencia principal la encontramos en el filtrado, siendo manual en el caso de la artesanal (por eso en ocasiones se encuentran sedimentos en el fondo de las botellas) mientras que en la industrial se lleva a cabo un filtrado químico que elimina los residuos (levaduras y proteínas) pero que obliga a sacrificar parte del sabor durante este proceso.
En definitiva y con independencia de gustos por una u otra, el sector cervecero es un mercado de gran consumo en todo el mundo en donde cada día aparecen nuevas tendencias e ideas creativas que se transforman en productos cada vez más llamativos para el consumidor. Los próximos años serán cruciales para el desarrollo de nuevos productos innovadores dentro de la industria, en donde la apuesta por la I+D+i resultará esencial.